Nuestr@s niñ@s

jueves, 25 de noviembre de 2010

Cuentos

Poco a poco vas aprendiendo que estar sentada un ratito largo con la atención en la misma cosa puede no ser aburrido.

Hemos descubierto que los cuentos, los libros con dibujos y los catálogos de las jugueterías que pueblan nuestro buzones son unos grandes aliados para momentos así.
Y señalamos ositos, conejos, soles, bicicletas, flores, árboles, casitas, bob esponjas, coches, bebés con o sin carrito, motos...
Y señalamos los ojos, orejas, las manos y pies, la nariz, el codo, la boca de todo lo que podemos.

Y así estás esta semana con los bailes y los cuentos, divertida y entretenida.

Con la comida sí que hemos notado que empiezas a ser más selectiva, más quejicosa. Te sigue gustando todo, pero ahora quieres decidir cuándo comértelo o simplemente no comerlo si no te apetece.

Thai esta semana está raro. Nos necesita más y nos reclama. Puede ser porque una compañera de su clase se ha cambiado de colegio; o puede ser porque han empezado los exámenes de la evaluación. Puede ser porque tiene 9 años y  comparte su casa, su vida, sus padres, su familia con una niña que llegó de repente y a la que ha tenido que acostumbrarse sin más. De cualquier forma, hemos aumentado la dosis diaria de cosquillas, abrazos y besos.
Es difícil no perder la perspectiva, la diferencia de vuestras edades nos hace verlo tan mayor que se nos diluye la idea de que todavía es un niño.
La tranquilidad que me queda es que de una u otra forma ha aprendido a pedir lo que necesita y se siente escuchado.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Encuentro

Hoy hemos participado en un encuentro de familias de acogida. La mayoría de los que han acudido tienen niños de unos seis a nueve años en régimen de acogimiento permanente. Sólo dos familias teníamos niños menores de tres años.
La casuística es terrible, a la vez que variada. Me ha permitido darme cuenta que las retiradas "tardías" son muy dañinas, los vaivenes entre familias e instituciones, también.

Mientras los adultos compartíamos experiencias, dudas y soluciones, y reflexionábamos sobre el apego y las reacciones que no entendemos de los niños de acogida, jabía dos salas de juegos para los niños. Los pequeños tenían cantajuegos, muñecos, pinturas, pelotas... y los mayores, de cuatro en adelante, juegos de mesa, pinturas, pelotas y hasta una comba para saltar.
Al acabar la jornada he cambiado impresiones con mi hijo Thai acerca de lo que cada uno habíamos vivido en el encuentro. Se ha divertido mucho y ha propuesto traer algunos juegos de mesa que le gustan para la próxima vez.
Una de las cosas que más le ha sorprendido es que los niños con los que había jugado eran acogidos. No se lo había planteado, creía que eran "hermanos " como él. Su idea del acogimiento se basa en su experiencia y le había hecho creer que sólo se acogen bebés y niños pequeños porque después, cuando se van a los dos años como mucho, ya se quedan con una familia para siempre.
No era consciente de que había acogidos de su edad.

Moon ha estado tranquila bailando y pintando. Disfrutando de la compañía de otros peques y de la mirada cuidadora de su hermano Thai.

Mi impresión ha sido que nuestro acogimiento transcurre con una normalidad que no tienen otros, con fluidez, con soltura, con risas, cacas y pañales. Es un regalo y estamos disfrutando con ello.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Pensamientos

Ayer estuvimos hablando de las cosas que creemos que han cambiado en esta casa desde que llegaste tú.
Por un lado yo me he permitido mirar a mi infancia y olvidar en cierto modo una parte dolorosa que me suponía un lastre para avanzar. He conseguido apaciguar la rabia y poder dar de mí otra cosa que estaba oculta, si no ausente. He podido gestionar mi abandono.
Mi hijo me lo dice: "mamá, antes parecías una bruja". Es posible...

Él, mi pareja, ha reconducido sus afectos y sus emociones; las dolencias de su crianza. Ha podido entender su alejamiento, las distancias que existen en su familia, las mentiras, el doble juego... Ahora lo ve y lo nombra.

Está claro que Thai se va a beneficiar de nuestra calma.
Está claro que tu compañía le hace saber que hay otras realidades no tan "fáciles"; que puede enseñarte cosas por las que él ya ha pasado, que puede dejarse querer por ti, sentirse admirado.
Para él tenerte aquí supone una lucha interior entre el amor que te tiene y los nueve años de padres en exclusiva que a veces echa de menos.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Festival

Desde hace unos años, por estas fechas nosotros solemos acudir a echar una mano en un festival de rockandroll que cada año crece un poco más. Y cada año nuestra familia extensa nos apoya y se queda con nuestro hijo, que por su edad no nos puede acompañar.
Este año teníamos previsto que sólo fuera uno de nosotros, pero los acontecimientos nos han llevado a que los dos tengamos que prestar nuestro servicio allí.
Por ello hemos echado mano de nuestra familia extensa para que cuide de los dos, juntos en una misma casa...

La propuesta trajo algo de miedo al no saber cómo comportarse contigo, cómo aceptarías que no estuviéramos allí. El resultado no ha podido ser mejor. Tú has afianzado el vínculo y te has sentido querida en nuestro contexto más cercano; Thai ha ejercido de hermano de acogida ayudando y dando a conocer todo aquello que él sabe de ti; la familia fascinada por tu sonrisa, tu cariño, tu confianza... y tu destreza al comer.
Ha sido un puente corto en el que ha habido sol, viento, lluvia, paseos, películas, carreras y balón. En el que has comido macarrones, lentejas, sopa, tortilla, bocatas, tostadas, yogures, galletas, mandarinas...

Has dejado huella en otro corazón.