Contagiando

Este tiempo de espera lo estamos dedicando, entre otras muchas cosas, a contar al mundo lo que hacemos.

Vamos a donde nos hacen hueco y contamos la realidad de los menores en desamparo (que existen y están aquí), de su estar, su sentir, sus miedos y sus sonrisas e intentamos trasmitirlo con el mismo entusiasmo con el que les abrimos nuestra casa. 

Familias deseadas

Hace algún tiempo, cuando empezábamos en esta aventura del acogimiento, pensé en escribir este blog para compartir nuestra experiencia con quien quisiera leernos.

Hace unos días recibí una invitación para participar en el I certamen de blogs "Familias deseadas" y aquí estamos para difundir otro modelo de familia, tan deseada y tan diferente como todas las que participan.

Gracias por la iniciativa, por la invitación y por acercarnos a esas otras familias formadas "de otra manera".

Las noticias

Todos los días las noticias nos recuerdan cómo desprotegemos a nuestros niños, cómo les dañamos, cómo los despreciamos. Siempre hay niños susceptibles de ser acogidos para tener la oportunidad de saber que hay otra forma de crecer y de querer.

Un bebé abandonado a las pocas horas de nacer en un hospital...la madre se marchó de la habitación donde estaba ingresada ...
Una niña de tres años encontrada caminando sola por la calle a las 6 de la mañana...porque sus padres salieron de fiesta ...
Un niño de ocho años, consciente de que su familia le ha abandonado, expresa su deseo de tener una familia que lo cuide ...
Dos mil menores son atendidos cada año como víctimas directas o indirectas de la violencia en sus hogares...sólo en Aragón ...

Qué mundo estamos creando? Qué les enseñamos a nuestros niños?
Cómo queremos adolescentes responsables, justos y confiados si los dañamos desde la raíz?

En nosotros está el cambio y en ellos el futuro.

Vivir la solidaridad en zapatillas

Me encanta cómo describen lo que hacemos en este spot:

"Acoger a un menor significa ayudarle a entender su pasado, a vivir el presente y mirar sin miedo a su futuro".

...es vivir la solidaridad en zapatillas.

Reacciones...

Me sigue sorprendiendo que algunas personas que yo pensaba que, por conocedoras del recurso en vivo, estaban sensibilizadas con el acogimiento familiar me sigan preguntando por qué no nos hemos quedado con Elliot. Personas que entendían y sabían que su futuro no estaba en nuestra casa; personas de las que acabas alejándote porque dificultan tu proceso de despedida y se recrean en buscar mil y una razones para que sepas cómo lo hubieran hecho ellos.

Me duele por un lado la gente que se permite puntualizarte las cosas que podrías haber hecho para evitar que se fuera y por otro los que te aconsejan que dejes de acoger porque total "los niños siguen sufriendo igual". 
Hemos decidido no explicarles ni discutirles nada, creemos que ya tienen la respuesta a sus propias preguntas y nada de lo que les digamos les va a servir.

Lo malo de todo esto es que suele ser gente que hace mucho ruido y ese ruido confunde a quien no conoce lo que es acoger; lo bueno es que dejan al descubierto el tipo de personas que son, y eso te permite elegir hacerte a un lado para que no se lleven tu energía.

Lecturas

Aprovecho el tiempo en terminar lecturas empezadas y en empezar otras nuevas.
Me sumerjo en  La vida después, y en las pausas me empapo de apego y vínculos afectivos seguros, de resiliencia, de parentalidad positiva, de límites, de autoestima, de refuerzos positivos y negativos, de niñez y adolescencia, de comunicación...

Porque vamos a ser padres de nuevo y quiero que nos pille preparados.

Un nuevo camino

Hace unos días, en un encuentro de familias de acogida, me encontré con una niña a la que conocí cuando tenía dos años. En aquel momento estaba con otra familia de acogida durante el tiempo que estimaron que su familia necesitó para que ella volviera.
Durante un tiempo con mucho esfuerzo y muchos apoyos, la niña estuvo allí; pero la situación cambió de nuevo y fue necesario que ella volviera a salir de su casa.

Ahora tiene ocho años y lleva unos catorce meses con esta nueva familia con la que se quedará, casi con toda seguridad, hasta su mayoría de edad. Sigue teniendo contacto con su familia de origen y, tanto ella como ellos, saben que la convivencia no es posible.

Tiene ocho años y una sonrisa calmada como cuando tenía dos. Y ha sabido crecer y adaptarse para vivir en este nuevo camino.

En espera

Durante este tiempo mezcla de espera, recuperación y preparación, busco cosas que me ayuden a calmar esa inquietud mía por ayudar.
Me inclinaba por algún tipo de voluntariado en los centros de menores, como cuando era estudiante; pero las cosas dejaron de ser sencillas en ese sentido.

Así que  dedico tiempo a leer sobre resiliencia, sobre el apego, sobre las consecuencias de la institucionalización en edades tempranas, sobre modelos parentales...y sigo buscando un espacio en el que poder aportar mi granito de arena para cambiar el mundo que me rodea.

Formación profesional

Vuelvo de nuevo al instituto a contar qué es esto del acogimiento. Vamos 3 familias y nos encuentramos con un grupo de estudiantes que quieren saberlo todo: quién decide cuánto tiempo se quedan?, a dónde van cuando se marchan?, pueden quedarse con vosotros?, y si no quieren marcharse?, por qué no van directamente a adopción?, por qué se intenta que vuelvan con una familia que no supo cuidarlos?, y si luego creen que les estáis abandonando?...

Y vamos respondiendo poniendo la teoría y el corazón en ello. Y en un momento dado, cuando llegamos al tema de la despedida, de la preparación para la salida y de cómo lo vivimos las familias, me quedo sin respuestas.
Entonces me doy cuenta de que mi duelo no ha terminado.

Nuevos propósitos

Empieza un nuevo año y con él llegan los nuevos propósitos:

1. En nuestras cabezas está el abrir de nuevo las puertas de nuestra casa a otro niño, a otra niña; pero al ritmo de Thai. Queremos esperar un poco, no precipitarnos, que procese esta última despedida que le ha sido tan complicada.

2. También queremos planear alguna actividad para hacer juntos durante el tiempo que seamos tres: excursiones, algún deporte, ir más al cine...algunas de esas cosas que se convierten en misión imposible cuando un peque corretea a nuestro alrededor.

3. Apuntamos de nuevo lo de comer mejor, cuidarnos y aprender inglés... por si nos diera tiempo.