Este tiempo de espera lo estamos dedicando, entre otras muchas cosas, a contar al mundo lo que hacemos.
Vamos a donde nos hacen hueco y contamos la realidad de los menores en desamparo (que existen y están aquí), de su estar, su sentir, sus miedos y sus sonrisas e intentamos trasmitirlo con el mismo entusiasmo con el que les abrimos nuestra casa.
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